Pero el sector del encuentro con María quedó intacto a pesar de la gran destrucción en los alrededores. María de Lanús protegió muy especialmente este lugar.
Allí rezamos el Rosario junto a la Cruz y María Dolorosa, en este particular Sábado Santo de Vigilia.
Iniciamos una procesión, meditando los 7 dolores de María, en un clima de profundísimo silencio y oración. El cielo se nubló y se intensificó el viento.
A las 17 hs., momento en que Santa María del Espíritu Santo desciende a bendecir a sus “amados hijitos”, el sol volvió a brillar, el viento pasó a ser brisa y un intenso aroma a rosas colmó la Plaza, mientras seguíamos meditando y rezando sus dolores y la Pasión del Señor.
Y proclamamos su Resurrección, atendiendo al centro de los mensajes de María a Marcia: vuelta a los Sacramentos, amor a la Santa Iglesia, participación en la vida de las Parroquias… Los integrantes del Cenáculo compartieron con gran alegría, su vivencia en Cochabamba, Bolivia, donde el Arzobispo bendijo la Advocación de Santa María del Espíritu Santo e impulsó a proseguir la fecunda obra de la Madre y de sus misioneros, plena de conversiones y milagros.
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