17 febrero 2013

TESTIMONIO DEL 7 DE FEBRERO DE 2013

Ya iniciada la Cuaresma ( 40 días de preparación para la Pascua ), reflexionamos al respecto junto al testimonio de lo vivido el 7 de febrero pasado. recibimos el mandato de la Luz, ser Luz de Cristo en el camino de la vida, y la buena nueva de la entronización de la Virgen en Quilmes.

ATENCIÓN: TODOS LOS VIERNES DE CUARESMA, VÍA CRUCIS EN LA PLAZA DE LAS APARICIONES, A LAS 17 HS.- LUGAR DE ENCUENTRO CON DIOS-

La Cuaresma es un tiempo privilegiado para intensificar el camino de la propia conversión. Este camino supone cooperar con la gracia para dar muerte al hombre viejo que actúa en nosotros. Se trata de romper con el pecado que habita en nuestros corazones, alejarnos de todo aquello que nos aparta del Plan de Dios y, por consiguiente, de nuestra felicidad y realización personal.

En efecto, la vida cristiana no es otra cosa que hacer eco en la propia existencia de aquel dinamismo bautismal, que nos selló para siempre: morir al pecado para nacer a una vida nueva en Jesús, el Hijo de María (cf. Jn 12,24). Esa es la opción del cristiano: la opción radical, coherente y comprometida, desde la propia libertad, que nos conduce al encuentro con Aquel que es Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6), encuentro que nos hace auténticamente libres y nos manifiesta la plenitud de nuestra humanidad.

Todo esto supone una verdadera renovación interior, un despojarse del hombre viejo para revestirse del Señor Jesús. En palabras de Pablo VI: "Solamente podemos llegar al reino de Cristo a través de la metanoia, es decir, de aquel íntimo cambio de todo el hombre –de su manera de pensar, juzgar y actuar– impulsados por la santidad y el amor de Dios, tal como se nos ha manifestado a nosotros este amor en Cristo y se nos ha dado plenamente en la etapa final de la historia".


Esta es la gran aventura de ser cristiano, a la cual todo hijo de María está invitado. Camino que no está libre de dificultades y tropiezos, pero que vale la pena emprender, pues sólo así el ser humano da respuesta a sus anhelos más profundos, y encuentra su propia felicidad.

Viviendo la Cuaresma
Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal. Ante todo, está la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre a la acción del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (cf. Lc 1,38).


Asimismo, también debemos intensificar la escucha y meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo que la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno (cf. SC,110).

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.


De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en sí a las demás y cubre multitud de pecados".

Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquel a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. De esta manera, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).


María modelo y compañera
En este camino que nos prepara para acoger el misterio pascual del Señor, no puede estar ausente la Madre. María está presente durante la Cuaresma, pero lo está de manera silenciosa, oculta, sin hacerse notar, como premisa y modelo de la actitud que debemos asumir.

Durante este tiempo de Cuaresma, es el mismo Señor Jesús quien nos señala a su Madre. Él nos la propone como modelo perfecto de acogida a la Palabra de Dios. María es verdaderamente dichosa porque escucha la Palabra de Dios y la cumple (cf. Lc 11,28).

Caminemos en compañía de María la senda que nos conduce a Jesús. Ella, la primera cristiana, ciertamente es guía segura en nuestro peregrinar hacia la configuración plena con su Hijo.
(Tomado de multimedios.org)

03 febrero 2013

7 de febrero: nuevo encuentro con María en Lanús.



( fotografía obtenida por un peregrino en el cielo de la plaza )

SANTA MARÍA DEL ESPÍRITU SANTO, VIRGEN DE LANÚS

Te invitamos a vivir una experiencia de Fe única en este
“Lugar de Encuentro con Dios”.

La Madre elige Lanús como lugar privilegiado de Aparición y promesa de estar allí cada día 7 a las 17 hs.

Todo el día 7 de cada mes es lugar de peregrinación.
No olvidemos llevar rosas para Jesús y la Virgen, y alimentos no perecederos para colaborar con los comedores que atiende el padre Jorge.

·        Recibiremos, desde las 15 hs., la atención de Servidores y del Cenáculo de Santa María del Espíritu Santo, quienes nos entregarán estampas, pétalos bendecidos por la Virgen el 7 anterior, agua de la fuente pedida por María a Marcia y comienzan las oraciones, el Rezo del Rosario, la Santa Misa y la Adoración al Santísimo.
·         
En el lugar hay sacerdotes confesando.

Plaza de las Apariciones ( Plaza Auyero ).
Salta y Gral. Arias, Lanús Este.
( a 200 mts. del estadio del Club Lanús )