17 febrero 2010

Miércoles de Cenizas

El Miércoles de Ceniza en la Iglesia Católica es el primer día de la Cuaresma, cuarenta días antes de la Pascua.
En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.
Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación.
Hoy en día en la Iglesia Católica, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo.
Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.
El Miércoles de Ceniza la Iglesia marca el inicio del tiempo de preparación a la Pascua que termina el Jueves Santo después de mediodía, recordándonos a los cristianos que somos criaturas, que esta vida es tan sólo una preparación y que nuestro verdadero destino es llegar a Dios en la vida eterna.
Al momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas, el sacerdote nos recuerda las palabras del Génesis, después del pecado original: “Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir”, que recuerdan a los fieles tres verdades fundamentales: su nada, su condición de pecadores y la realidad de la muerte.
El Miércoles de Ceniza obliga a guardar ayuno, abstenerse de comer carne, y se recomienda participar en la liturgia de la imposición de la ceniza.

¿QUIÉNES ESTÁN OBLIGADOS AL AYUNO Y ABSTINENCIA?

Hasta los 14 años cumplidos: no hay obligación de guardar ayuno ni abstinencia.

Desde los 14 y hasta los 18 años (mayoría de edad canónica): Existe la obligación de guardar la abstinencia de carne o de otro alimento todos los viernes del año, salvo si coincide con solemnidad.

Desde los 18 hasta los 59 años cumplidos: existe la obligación de abstenerse de tomar carne u otro alimento los días indicados anteriormente y de ayunar el miércoles de ceniza y el viernes santo.

Desde los 59 años de edad: desaparece la obligación de ayunar, pero subsiste la obligación de abstenerse de la carne u otro alimento.

El mundo cristiano practica esta tradición como símbolo de arrepentimiento por faltas cometidas contra Dios y contra sus semejantes.
En este día, se bendicen las cenizas que provienen de las palmas utilizadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esta práctica es solamente un acto sacramental o de devoción, que está lleno de simbolismo de penitencia.
Si no se tiene la determinación de convertirse, ningún sentido tendrá el haber recibido la ceniza, que no es un polvo mágico. Este acto, con el que se da inicio la Cuaresma, es la oportunidad de abandonar el pecado, el egoísmo y los vicios para vivir una vida nueva.
"Si no hay determinación en cada uno de nosotros, la ceniza no surtirá ningún efecto, de por sí no tiene ningún efecto mágico, es signo externo de una determinación interior, de una decisión que tomamos de comenzar el tiempo de Cuaresma para llegar a la Pascua muertos al pecado, a nuestro egoísmo, a nuestras deficiencias, a nuestros vicios".
La determinación interior es el deseo y la acción de morir a todo aquello que separa del amor de Dios y del prójimo. También de arrepentirse, como el hijo pródigo del que habla el Evangelio, quien después de alejarse de su casa y gastar la herencia de su padre, volvió a su familia apenado por su acción.
¿Y por qué la ceniza? Porque es algo tan ligero que basta un leve soplo de aire para dispersarlo, lo que expresa muy bien cómo el hombre es nada sin Dios. Por eso escuchamos: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
Si aceptas todo esto, ponte un poco de ceniza y pon en práctica en esta Cuaresma el deseo de cambiar de vida y vivir como Jesús espera que vivamos.

No hay comentarios: