03 abril 2010

SÁBADO DE VIGILIA Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN

En la Vigilia Pascual, se celebra una liturgia muy especial, y se hace con la máxima solemnidad.

Empiezan los oficios con el templo a oscuras, encendiéndose y bendiciéndose un fuego en el atrio, en un lugar fuera del templo. De ese fuego se enciende el Cirio Pascual, una enorme vela que simboliza a Cristo Resucitado.

Acto seguido, los fieles encienden sus velas propias de la llama del Cirio. Llegados al presbiterio, se coloca en el centro del mismo, junto al altar o junto al ambón, se encienden todas las luces del templo y se canta el pregón pascual: antiguo himno alusivo a la noche de Pascua, que proclama la gloria de la Resurrección de Cristo y envolverá toda la liturgia de esta noche.

Luego continúa la Liturgia de la Palabra, en la que se leen siete relatos del Antiguo Testamento alusivos al plan salvífico de Dios, intercalados con salmos y oraciones. Tras estos sigue la Vigilia con la entonación del Gloria que no se había cantado desde que empezó la Cuaresma, junto con repique de campanas. Se procede a la lectura de una carta apostólica del Nuevo Testamento. Tras esta lectura y previo al Evangelio se entona de manera solemne el Aleluya, y se procede a leer el Evangelio correspondiente. En el caso del Aleluya y del Gloria, se puede cantar empleando instrumentos festivos.

Tras la homilía tiene lugar la Liturgia Bautismal, en la cual se acostumbra administrar el Bautismo a los nuevos cristianos de ese año y se bendice el agua de la pila bautismal y se cantan las Letanías de los Santos. También, los fieles presentes renuevan sus promesas bautismales, tomando de nuevo la luz del cirio pascual, y se los aspersa con agua bendita. Finalmente, se continúa la Misa con la liturgia eucarística de la manera acostumbrada. Se acostumbra a realizar la Eucaristía bajo las dos especies. La eucaristía, como siempre termina con el envió a la misión Ite missa est, que en este día es solemnizado por el canto y por el doble aleluya que se añade. Antes de la bendición, así como hemos compartido con María Dolorosa, el sermón de la soledad junto a Cristo muerto, entonamos el canto de gozo y alegría en su honor.

Los fieles nos retiramos inundados de felicidad y se nos da agua bendita para nuestros hogares.
El domingo de Resurrección es el día más importante y más alegre para todos nosotros, los católicos, ya que Jesús venció a la muerte y nos dio la vida. Esto quiere decir que Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al Cielo y vivir siempre felices en compañía de Dios. Pascua es el paso de la muerte a la vida.

MENSAJE DE PASCUA 2010 de Mons. Rubén Oscar Frassia"CRISTO NUESTRA PASCUA, HA RESUCITADO"

En esta Pascua, queremos reflexionar acerca del Paso del Señor: Cristo con su resurrección, ha vencido el pecado y la muerte. Dos realidades, que nos son muy cercanas, que aunque las queramos negar, nos están rodeando permanentemente.El pecado provoca esclavitud. La esclavitud, nos lleva a la negación de una vida libre, entera, y digna. El pecado nos encierra y nos asfixia en nuestros pensamientos, o en nuestras costumbres. De ambos modos, pretenden hacernos vivir alejados de la verdad y de la vida.

Pero tenemos una certeza: Todos los argumentos y razonamientos falaces con que el egoísmo y las ideologías pretenden envolvernos no constituyen nunca una verdad.Hoy se pretende vivir una vida enajenada. Se rompen los vínculos y las relaciones interpersonales. Se deteriora el trato respetuoso entre los hombres. Se llega, incluso, a querer, vanamente, justificar, por argumentos falsos o parciales, el derecho a nacer, fundamental del ser humano, promoviendo la legalización del aborto.

Hoy, la búsqueda de una buena situación económica que lleve al bienestar, conduce al individualismo, a la aceptación de atajos en lo relativo a la moral, a la promoción de derechos sin las correlativas obligaciones, descuidando la solidaridad y exaltando el relativismo y el subjetivismo en todas las dimensiones de la vida personal y social.

Hoy la confusión entre lo verdadero y lo falso conduce al escepticismo. La multiplicación hasta la saturación de las palabras pretende usurpar la fuerza de la evidencia de la verdad.

Hoy la corrupción en los diferentes estamentos, particularmente en los niveles directivos de la sociedad, es una moneda corriente, con la consecuente desmoralización en los sectores más vulnerables, particularmente en los jóvenes.

Cristo es el "camino, la verdad y la vida" El nos da la posibilidad de peregrinar con ánimo renovado por sus caminos, pero no de cualquier manera, sino en verdad y en vida. Su compromiso, nos ayuda a nosotros a vivir comprometidos. La vida define, y las palabras expresan. Elijamos siempre la vida.Protejamos nuestras familias nutriéndolas de valores, de virtudes humanas y cristianas.

Es preciso insistir en una educación integral, en lo humano y en lo trascendente, en la paz, en la verdad, en la libertad, la justicia y en la caridad, que son los pilares de nuestras familias y de nuestra sociedad.

La celebración pascual coincide este año con el inicio del camino hacia el bicentenario de Nuestra Patria, como Nación, que necesita de nuestro compromiso no solo para festejar sino también para proyectar el futuro concretándolo en este presente, procurando juntos el bien común de todos los argentinos.

La presencia de Jesús Resucitado, que vence el pecado y la muerte diciéndonos que no tengamos miedo, nos colme de alegría, de fuerza, de luz, de ternura y de amor.

Y que la Virgen María, con su ejemplo de confianza y de fidelidad nos ayude a ser más sus hijos y a considerarnos entre nosotros como hermanos.Les doy mi bendición de Padre y Pastor.¡Felices Pascuas de Resurrección!

+Mons. Rubén O. Frassia Obispo de Avellaneda-LanúsAvellaneda, 29 de marzo de 2010.

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