02 junio 2010

¡ JUBILEO DIOCESANO AVELLANEDA-LANÚS !

Carta pastoral de Monseñor Rubén Frassia, al Pueblo de Dios que peregrina en la Iglesia particular de Avellaneda-Lanús y a todos los hombres de buena voluntad (23 de mayo de 2010)

En el marco de nuestro Festejo del Bicentenario de nuestra querida Nación Argentina, iniciamos hoy la preparación para nuestro Jubileo Diocesano de Avellaneda-Lanús.

Hacer Jubileo, o celebrarlo, es dar gracias a Dios a través de la Iglesia, que el Santo Padre Beato Juan XXIII, con la Bula, “Cum Regnum Dei” el 10 de abril de 1961 creó en aquel entonces el inicio de nuestra Diócesis.

El 24 de abril del 2001 el Papa Juan Pablo II cambió el nombre y amplió los límites uniendo a la Diócesis de Avellaneda el partido de Lanús, el cual pertenecía a la Diócesis de Lomas de Zamora. A partir de esta decisión, se amplió la mesa de comensales y se enriqueció la familia diocesana, conformando la “nueva realidad” de Avellaneda-Lanús.

Toda realidad tiene su proceso, su gestación, sus conflictos, su historia. Celebrar los primeros 50 años como diócesis, es dar gracias a Dios por este don. El regalo de ser Iglesia Diocesana, de ser parte del pueblo de Dios, de celebrar la fe, de vivir la caridad y de marchar juntos como hermanos en la esperanza. Este proceso no es híbrido. Debe tomar consistencia. Debe nutrirse, alimentarse y además desarrollarse.

Nuestra Iglesia, debe ser madura y responsable. Madura pues se pertenece, y sabe hacia dónde se dirige. Conduce su vida y su historia. El maduro posee la capacidad de engendrar vida. Y el responsable, no vive superficialmente ni de modo egoísta o distraído, sino que tiene una postura abierta, comunicativa, solidaria, reconociendo sobre todo a los demás como parte de su misma vida y de su historia.

Por esta razón la Iglesia debe ser abierta, comunicativa, expansiva, alegre, creativa, entusiasta, realista y comprometida. No solo en las palabras, sino en las obras, y estas obras deben corroborar el testimonio y la fuerza de la palabra.

Esta convocatoria debe abarcar a todos los estamentos y a todas las personas que componen nuestra iglesia y nuestra sociedad. La Iglesia, debe estar donde está el “hombre” El camino de la Iglesia es el hombre, nos decía Juan Pablo II, cuando nos habla de la misión de la Iglesia, ya que “el hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión” (Centesimus Annus, nº 53).

Por esta razón todos nos debemos sentir involucrados. No queremos quedar en eventos. Es el espíritu que nos debe mover y trabajar por dentro, para que toda la realidad celebrativa se vea impregnada de una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión” (documento de Trabajo. CEA, Bs. As. 1989).

El inicio de este Jubileo será en nuestras Fiestas Patronales del próximo 15 de Agosto de 2010, concluyendo el 15 de Octubre de 2011. Nos ponemos en marcha. He creado una Comisión para el Jubileo que tendrá en cuenta a todos los sectores y lugares de toda nuestra Diócesis.

Le pedimos al Señor que la presencia del Espíritu Santo, en este Pentecostés, nos ilumine, nos encienda con el fuego de su amor y nos haga experimentar el encuentro personal con el Señor para expresar de modo convencido la alegría del testimonio y la fuerza del anuncio en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestros apostolados y en nuestra Sociedad.

La Virgen Madre, reunida con los apóstoles preparen nuestro corazón y nuestro tabernáculo para que Cristo el Señor de la Historia reine en nuestras vidas, y pueda ser conocido y amado por todos, para que todos crean en Él y tengan vida en abundancia.

Mons. Rubén O. Frassia,obispo de Avellaneda-Lanús.

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