20 enero 2010

Superstición, ciencia y fe

Superstición es una creencia por la que los individuos creen que pueden alterar el destino o la suerte propia o de una persona.Las supersticiones, no fundamentadas o asentadas de manera irracional en el ser humano, pueden estar basadas en tradiciones populares, normalmente relacionadas con el pensamiento mágico.
El supersticioso cree que ciertas acciones (voluntarias o no) tales como, conjuros, hechizos, maldiciones u otros rituales, pueden influir de manera trascendental en su vida.Se consideran supersticiones aquellas disciplinas que la comunidad científica llama pseudociencias, tales como:la adivinación la astrología el curanderismo el espiritismo el feng-shui la magia la quiromancia el tarot

Lo que distingue a las supersticiones de la sabiduría y el sentido común es que se afirma una relación causal entre los acontecimientos debido a fuerzas supranormales:destino, poder invisible de los astros, poder invisible de los ritos mágicos, poder invisible de los espíritus, etc. Esta manera de proceder es contraria a la razón, que analiza las relaciones desde las causas inmediatas e intenta descubrir las leyes naturales que rigen las proporciones (o que, sin encontrar relaciones causa-efecto, explica los fenómenos a través de correlaciones, es decir, a través de la frecuencia en la que dos eventos se presentan simultáneamente).Con el pensamiento de la ciencia moderna, algunas de las pseudociencias dieron paso al nacimiento de ciencias. Es el caso de la alquimia de la que surgió la química.En el pensamiento mágico y la magia se considera posible producir resultados que a la razón resultan contrarios a las leyes naturales conocidas valiéndose de ciertos rituales, en los que intervienen entes considerados en dicha creencia.La superstición y la psicologíaEn el campo de la psicología, se entiende la superstición como el resultado de la manera prejuiciosa de juzgar la información que tiene nuestro cerebro. Un prejuicio cognitivo (del inglés cognitive bias, ‘predisposiciones cognitivas’ o ‘sesgo cognitivo’, en español), es una distorsión cognitiva en el modo en el que los humanos perciben la realidad.
Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.En algunas sociedades humanas se aprecia un proceso de decaimiento de las supersticiones. Sin embargo, este proceso no es lineal. Para el individuo supersticioso, la superstición cumple un papel positivo de estabilidad para la psiquis, por medio de los mecanismos de defensa. Los actos apotropaicos, como decir «¡Jesús!» tras un estornudo para rechazar la mala suerte, tocar madera, cruzar los dedos, tienen esa función de «curar» la mente.Otros temas importantes en relación con las supersticiones son: el estudio del llamado pensamiento mágico, de la religión como un tipo de creencia supersticiosa (ver más abajo), los trastornos obsesivo-compulsivos y la esquizofrenia como enfermedad mental.
Prejuicios cognitivos: El pensamiento mágico, base de la superstición, es una forma de pensar y razonar que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta. Creencias carentes de lógica. Suele estar basado en percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo, pudiendo haber sido condicionado por otras personas que haya conocido o aceptando de algún modo las teorías de dichos individuos con esas creencias.En psiquiatría, varias enfermedades mentales y trastornos de personalidad se caracterizan por diversos grados de pensamiento mágico. Se utiliza el llamado método científico para remarcar lo endeble y arbitrario de las convicciones basadas en lo sobrenatural.Bruce Hood, profesor de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Bristol, llevó a cabo un experimento para demostrar la inutilidad de los esfuerzos por combatir las creencias irracionales, ya que sostiene que el cerebro humano tiende a funcionar de manera supersticiosa. Para demostrar su teoría, el profesor Hood les preguntó a los miembros del público de un festival de ciencias, si estaban dispuestos a probarse una chaqueta azul a cambio de una gratificación de 10 libras esterlinas. Después de que no pocos voluntarios levantasen la mano, dijo entonces que la chaqueta había pertenecido a Fred West, un asesino múltiple. Al oír esto, la mayoría de los voluntarios bajaron la mano como acto apotropaico o de defensa o rechazo del agüero.En realidad, la chaqueta no había pertenecido a Fred West.
El experimento mostró que esta creencia, a personas que se consideran racionales (ya que asisten a un festival de ciencias), les hacía sentirse incómodas.Escrúpulos similares y creencias comparables, explican, por ejemplo, por qué pocas personas estarían dispuestas a cambiar su anillo de boda por una réplica idéntica. La diferencia entre conceder importancia sentimental a los objetos y creer en la magia o lo paranormal, es sólo de grado, según el profesor Hood.Según el profesor Hood, debido a que los humanos operamos intuitivamente, instar a las personas a abandonar su sistema de creencias, no tiene éxito, porque ese componente irracional opera a un nivel tan fundamental, que ninguna cantidad de evidencias racionales puede erradicarlo, de igual modo que no podemos erradicar un instinto.


Supersticiones y creencias populares: Existe diferencia entre las supersticiones específicas y las pseudociencias. Las pseudociencias tienen un definido ámbito concreto de creencias donde no cabe todo sino de acuerdo a sus bases. Otra diferencia es que los creyentes de supersticiones pueden ser personas de cualquier tipo raza, status social, región mundial… y no tienen porqué creer en pseudociencias, del mismo modo que un adepto de una pseudociencia no tiene porqué creer en las supersticiones populares.Existen supersticiones relacionadas con los diferentes ámbitos de la vida del ser humano, desde los acontecimientos importantes para las personas (por ejemplo el matrimonio, la botadura de barcos, el levantarse de la cama), los acontecimientos relacionados con los oficios (por ejemplo: ordeñar en la ganadería), los relacionados con objetos o elementos o con procesos: al hierro, por ejemplo, le conceden poderes mágicos diciendo que protege a su propietario contra las brujas y los malos espiritus.

Hay muchas supersticiones relacionadas con tijeras, cuchillos, espadas, agujas…Muchos escoceses creían que dormir con un cuchillo bajo la almohada evitaría que las brujas se los llevasen mientras dormían. En muchos países se considera fatídico regalar un arma blanca. El mango del cuchillo, al caer, apunta en la dirección de donde provendrá la buena suerte o los amigos. Si el cuchillo queda con el filo hacia arriba, se espera mala suerte, pues los espíritus se cortarán los pies.Supersticiones que generarían desgraciaDoblar la servilleta usada, o guardar una servilleta en su servilletero al final de una comida quebrantará la amistad. Romper un espejo. Pasar debajo de una escalera apoyada contra una pared Cruzarse con un gato negro. Derramar sal: la sal, en la Antigüedad, representaba riqueza. Al parecer, este mito tiene su origen en el hecho de, una vez que Roma conquista y arrasa con la ciudad de Cartago, los soldados romanos vertieron sal sobre los restos de la ciudad, para que ninguna planta volviera a crecer en ella. Escuchar el nombre de una persona que transmite «mala suerte» (persona que está «salada», jetattore, un mufa, aojador, gafe, cenizo) Pisar en primer lugar con el pie izquierdo al levantarse de la cama Casarse o embarcarse un martes 13 Abrir un paraguas bajo techo, dentro de una casa. Cortarse las uñas en los días que tienen erre (martes, miércoles y viernes) genera padrastros.[2] Toparse con un tuerto al salir de casa por la mañana.[2] Que un artista (actor, cantante, músico, etc.) salga al escenario con una prenda amarilla. Que el novio vea a la novia vestida de tal antes de la ceremonia. Barrer los pies a alguien, dicen que quita la fortunaE infinitos etcétera. La superstición es la desviación del sentimiento religioso y de las prácticas que impone. Puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios. Atribuir su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición (cf Mt 23, 16-22). También es superstición atribuirle a prácticas legítimas un valor erróneo. Cuando, en vez de valorar un objeto religioso por lo que representa, se le atribuye un poder intrínseco. Es supersticioso, por ejemplo, quién lleva un escapulario pero no guarda en su corazón fidelidad a la Virgen Santísima sino que se entrega al pecado pensando que tan solo por llevarlo se salvará.
La superstición puede conducir a la idolatría y a distintas formas de adivinación y de magia. · La “suerte”, entendida como una fuerza que pueda afectar el destino, no existe. El cristiano sabe que depende de la Providencia divina y que es responsable por su libre albedrío. · La superstición es producto de ignorancia o de un vacío espiritual. · No se debe confundir tradición con superstición. Las tradiciones serían supersticiosas sólo si se les atribuyen poderes mágicos. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la superstición es un pecado contra el Primer Mandamiento porque atribuye a cosas poderes que solo le pertenecen a Dios.
Toda religión posee ceremonias o ensalmos que pondrían a la persona en relación con las fuerzas espirituales.La diferencia entre superstición y fe religiosa estriba, en primer lugar, en la manera de comprender globalmente la realidad. En la superstición, la fuerza supranatural que actúa es arbitraria y disgregada de las demás, mientras que una religión tiene un sistema teológico organizado que afirma la existencia de un ser o una causalidad superior general, que actúa en el todo. En segundo lugar, de la religión se deriva, además de la espiritualidad, una moral, mientras que en numerosas supersticiones sólo se condiciona la actuación del individuo hacia la adquisición o pérdida de la suerte o la desgracia. Y en tercer lugar, en el cristianismo, no se encuentra interferencia entre la racionalidad, que examina las causas inmediatas, y la creencia religiosa, con la consecuente coexistencia de ambas actitudes.
Según el diccionario de la Real Academia Española, la superstición es una ‘creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón’.La superstición no tiene por objeto el conocimiento de la realidad que yace tras dicha creencia, se da por supuesto su veracidad y es increíble escuchar las justificaciones que las personas hacen para continuar en dicha creencia, aunque ninguna tiene un fundamento científico o teológico. Su objeto es mantenerse alerta en las situaciones diarias para evitar o incidir en las acciones que conducen de modo oportuno a la base de la creencia. Contrariamente a estas prácticas y creencias infundadas, el Catolicismo sí mantiene una estrecha relación con la ciencia a fin de dar fundamentos y encontrar la veracidad de hechos ocurridos a través de la historia, relacionados con milagros, fenómenos, apariciones, etc., documentando estrictamente cada uno de ellos. Para ello recurre incluso a científicos e investigadores que practican otras religiones, o ateos, a fin de que el proceso de investigación sea realizado objetivamente y los resultados sean contundentes e indiscutibles.
La Iglesia quiere que los fieles estén atentos a lo que viene de Dios, y a lo que no viene de Dios y que pueda venir del adversario. La iglesia es enemiga del falso milagro. Estas son sólo algunas afirmaciones importantes del artículo de Monseñor Ottaviani, secretario, hace ya varios años del Santo Oficio, Congregación Pontificia instituida para la Defensa de la Fe en el periódico el Observatorio Romano del 4 de febrero de 1941; en el cual muestra la importancia y el lugar que ocupa el milagro en la Iglesia.La Iglesia Católica ha apelado a los milagros que se producen en su seno como signos que autentifican su mensaje religioso. Luego sólo ella está capacitada para decir lo que entiende por milagro, cuál es su función en el conjunto de su propia doctrina religiosa, cómo debe presentarse para ser auténtico, cómo se le puede discernir y dónde se sitúa exactamente su valor de prueba.Durante el siglo XIX los apologistas católicos atendían demasiado al milagro sólo desde su aspecto físico; a comienzos del siglo XX, se retoma la Tradición Apostólica y de los Padres de la Iglesia, para insertar nuevamente la función signo como elemento esencial en la definición del milagro. Es sobre los datos de la fe que se edifican las pruebas a favor.
Dejando a un lado la teología del milagro, la Iglesia se ha preocupado por establecer a su vez, una serie de criterios sólidos, que le permitan distinguir los verdaderos de los falsos milagros.Ya en 1751, el Papa Benedicto XIV establecía las normas que actualmente tienen vigencia en lo que respecta a la esencia de los procedimientos propuestos.Las curaciones en la Iglesia CatólicaTomando como ejemplo las curaciones que se dan en el seno de la Iglesia Católica (sobre todos los santuarios y en proceso de beatificación y canonización), sólo son aceptadas los que pasan una serie de criterios establecidos por la Iglesia; donde especialmente se precisa que si la enfermedad es de origen orgánico, no se vuelva a presentar ésta después de la pretendida curación conforme pase el tiempo. Pero también existen transformaciones espirituales de mucho mayor valor que las curaciones físicas en las personas a las que ya se les había pronunciado la sentencia de muerte. Así tenemos el testimonio de Fray Agostino Gemelli –quien estuvo mucho tiempo en Lourdes- y que decía… “¡qué emoción más profunda sentí el día en que una pobre mujer, a quien habían amputado ambas piernas por debajo de la rodilla, y a quien yo acababa de prodigar unas palabras de consuelo, alzó los ojos hacia mí y me dijo: Padre, yo ya no busco mi curación. En lugar de ella lo que estoy haciendo es pedirla para muchas almas que sufren más que yo.”Cuando ocurre un hecho o curación que rompe las leyes de la naturaleza decimos que se trata de un milagro. ¿Pero cómo saber si se trata de un verdadero milagro o simplemente de un fenómeno extraordinario? ¿Cómo podemos establecer que se ha roto una ley natural? Hoy la teología católica subraya la función de signo, como elemento esencial del milagro. Si bien en el cristianismo se presentan una serie de hechos, que podemos llamar milagros, la Iglesia con gran prudencia, invita a discernir todo hecho pretendidamente sobrenatural, siguiendo las palabras de su Maestro. (Mt. 7,21-23).
La Iglesia sabe muy bien, que Dios se puede manifestar de manera extraordinaria, en el momento que lo desee; pero antes de aceptar esta presencia, sigue los consejos dados por los apóstoles… “No apaguen el espíritu, no desprecien lo que dicen los profetas. Examínenlo todo y quédense con lo bueno, cuídense del mal donde quiera que lo encuentren!”. (1Tes 5, 19-22).La Iglesia se ha valido del desarrollo de las ciencias humanas para realizar un mejor discernimiento sobre el falso y el verdadero milagro. El verdadero milagro no tiene nada que temer de la verdadera ciencia.Aunque muchos de los milagros despiertan gran admiración ante la opinión pública, no son ni mucho menos una especie de “show” televisivo. Hay que reconocer la gloria de Dios, no las habilidades de un hombre, ni las propiedades maravillosas de un trozo de tela, o de un hueso santo.Y es que desde la fe, toda la vida se transforma en un auténtico milagro. El milagro de la Vida, el milagro de la Eucaristía, el milagro de la presencia de Cristo en el mundo a pesar de tantos pecados. El milagro de un pecador que sigue el camino de la conversión. El milagro de un nuevo día para alabar a Dios y reconocer que Él es el Señor.

Ciencia y fe: El Dr. Ricardo Castañón Gómez, psiquiatra, psicólogo clínico con conocimiento especializado en la relación entre el cerebro y el comportamiento humano, estudia hace muchos años casos de videntes, milagros y fenómenos en los 5 continentes. En igual forma, este tipo de investigaciones le ha permitido analizar el caso de aquellas imágenes que tienen efusiones de lágrimas y sangre.

Mas de dos décadas estudiando al ser humano le llevaron a encontrarse a sí mismo.
El hombre que busca la verdad siempre se pregunta quiénes somos y a dónde vamos, incluso si no es una persona religiosa como fué el caso del Dr. Castañón. Siempre que le es posible comenta su historial en el ateísmo; estudió en escuelas europeas de ateísmo del existencialismo de Jean Paul Sartre, pero el "Señor, que es muy Señor" como él mismo dice, toma lo necio del mundo para darnos prueba de que existe y esta entre nosotros.
El Dr. Ricardo Castañón Gómez ha realizado estudios Universitarios en Italia y Alemania donde obtuvo el grado de Doctor en Psicología.
Postgrados en: Medicina, Psicosomática (Milán, Italia).
Alcoholismo y Toxicó dependencias (Berkeley, EEUU).
Bioquímica (Wheil, Alemania).
Neuropsicofisiología Cognoscitiva (Roma, Italia).
Psicopatología (Lyón, Francia).
Conferencista en Europa, EEUU y Latinoamérica, Asia, Oceanía.
Presidente del Grupo Internacional para la Paz (presente en 4 continentes)
Director del Centro Internacional de Estudios Humanos (La Paz-- Bolivia)
Profesor de Psicosomática en la Universidad de Milán -- Italia
Autor de 8 libros y más de 300 artículos de cultura y divulgación científica.

Por su obra científica ha sido galardonado con el Esculapio de Plata por el Comité de defensa civil ante las Naciones Unidas e integrado a la Academia Tiberina de Roma como miembro de la Legión de Oro.
Es un incansable conferencista e investigador científico, presidente del Grupo Internacional para la Paz y miembro fundador del Apostolado de la Nueva Evangelización.







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